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miércoles, octubre 08, 2008

Letras de sangre

La siguiente publicacion es gracias a una amiga, se paso por este jardin hace unos dias y me bombardeo de comentarios. jajajajajajaja

Como podran ver en el texto que coloco al enviarme la publicacion, es un cuento de un autor argentino...

Aqui comienza:

El autor es Jorge Bucay, uno de mis favoritos. Psicoterapeuta y escritor de libros de autoayuda argentino.

El Cuento de La Isla de los Sentimientos

Hubo una vez, una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían por supuesto, el temor, la sabiduría, el amor, la angustia, la envidia, el odio... Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia lograba aquietar el Descontento.

Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dió por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes. Entonces el Conocimiento dijo:

- Tengo una mala noticia que darles, la isla se hunde.

Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:

-¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!

El Conocimiento repitió:

- La isla se hunde.

-¡Pero no puede ser! ¡Quizá estás equivocado!

– el Conocimiento casi nunca se equivoca – dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.

-¿Pero que vamos hacer ahora?- Se preguntaron los demás.

Entonces el Conocimiento contestó:

-Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla... Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.

-¿No podrías ayudarnos? – Preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.

– No- dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla mas cercana.

Las emociones dijeron:

- ¡No! ¡Pero, no! ¿Qué será de nosotras?

Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y llevando de polizón al Miedo, que como no es tonto ya se había escondido en el motor, dejaron la isla. Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, en velero...Todas...salvo el Amor.

Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:

- Dejar esta isla...después de todo lo que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahh...compartimos tantas cosas...

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor.

-Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿Por qué no?- Y se quedo días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible...

La isla se hundía cada vez mas...sin embargo el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que solo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería. Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona mas alta...cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él. Así que, una vez mas, tocó las piedrecitas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que antes fue enorme...

Luego, sin darse demasiado cuenta de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que mas le gustaba, era la mas elevada...

Y la isla se hundía cada día un poco más...y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño...

- después de tantas cosas que pasamos juntos- le reprochó a la isla.

Hasta que, finalmente sólo quedó una minúscula porción de suelo firme, el resto había sido tapado completamente por el agua. Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la tierra...

Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.

Ya no había posibilidad de construirse una salida como la de todos, había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos.
Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.

Observando el mar, vio venir el barco de la riqueza y le hizo señas. La Riqueza se acercó un poquito a la bahía.

–Riqueza, tu que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote...y la Riqueza le contesto:

- estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento...-y siguió su camino sin mirar atrás.

El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención. El Amor se estiró un poco y gritó:- ¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo! La Vanidad miró al Amor y le dijo:

- me encantaría llevarte, pero...¡Tienes un aspecto! ¡Estás tan desagradable! tan sucio y tan desaliñado, perdón pero creo que afearías mi barco- y se fue.

Y así el Amor pidió ayuda a cada una de las embarcaciones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.

Tristeza, hermana- le dijo- tu que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo..¿Me llevarás contigo?

Y la Tristeza le contestó:

- Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaan triste...que prefiero estar sola- y sin decir más, se alejó.

Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer. Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final...

De pronto el Amor escuchó que alguien chistaba:

- chst, chst, chst...

Era un desconocido viejito que le hacía señales desde un bote de remos. El Amor se sorprendió:

- ¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho.

–Si,si- dijo el viejito-, a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.

El Amor le miró y quiso darle explicaciones:

- Lo que pasó fue que yo me quedé...

- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.

El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla. No pasó mucho tiempo antes de ver como el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecía para siempre.

Nunca volverá a existir una isla como esta – murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.

– No- dijo el viejo, como esta, nunca.

Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo. Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo. Giró sobre sus pies para agradecerle al viejecito, pero este, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido. Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:- ¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó... Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera se quien es...

La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:

- Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una perdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.

_
Jorge Bucay

Cada uno sacará sus propias conclusiones, pero no me digas que ésto no te hace pensar? es precioso este cuento, yo lo recuerdo muchas veces.

Aqui termina la publicacion.

Tenias razon, si que hace pensar. Me ha gustado mucho, gracioas por el aporte ;)

Primera vez que leo algo de este man y me ha gustado. Tiene lo suyo el cuento, aunque lo cierto es que soy un hombre de poca fe. Reconozco la virtud que mas destaca al tiempo, su paciencia, como algo que ayuda a colocar las cosas en su sitio. Pero desgraciadamente no soy alguien paciente...

11 comentarios:

Unknown dijo...

Yo tampoco he sido una persona paciente, pero el tiempo te demuestra que ahí está la virtud y te va enseñando a serlo sobre todo con las cosas más importantes, aunque también te hace perder la paciencia con muchas otras (como para aguantar gilipolleces), lo cual es un buen cambio de madurez.

Vaaale ya no te bombardeooooo jajaja

Es que me has hecho volver a mi etapa blogera jejeje.

Gracias.

Adust Jed dijo...

jjajajajja

no, no, sigue bombardeando.

yo es que pierdo la paciencia rapido con muchas cosas, muy rapido.

Unknown dijo...

Pues eso no es bueno my dear. Perder la paciencia te lleva a perder el control y tú y yo no podemos permitir eso.
La impaciencia hace que se tiren por tierra muchos proyectos a veces demasiado importantes; unas veces se podrán recuperar y otras desgraciadamente nunca volverán.
Demuestra inteligencia y madurez el que sabe administrar su paciencia en la justa medida.
Somos inteligentes o no? yo creo que si.
Mua!

Adust Jed dijo...

tienes razon, al perder la paciencia se manda a la mierda muchas cosas. unas mas importantes que otras y a veces no se pueden recuperar. sin embargo, la perdida de paciencia no necesariamente implica que se deban mandar a la mierda las cosas. hay que canalizar la ira producida por la perdida de la paciencia hacia otro lado.

Unknown dijo...

Si, la ira es la que nos impide ver más allá de nuestras propias narices y es una consecuencia de lo que hablamos.
Lo mejor para todos finalmente es actuar cuando El Tiempo ha calmado la tempestad (y creo que es lo más inteligente sin duda), todo lo demás nos ciega; la rabia, la ira, la impaciencia, la angustia... y no es posible actuar con objetividad, además si lo piensas es absurdo, perder en un momento algo que quieres por un momento en estado de enajenación transitoria? eso no es consistente.

Una vez más El Tiempo, mucho o poco, una hora, un mes o un año... pero Tiempo para recapacitar o canalizar, como tú has dicho.

Adust Jed dijo...

sin querer llegaste a algo que te comente el domingo. "yo hablo cuando estoy preparado para hacerlo" no lo habia visto como una espera de tiempo para evitar la ceguera, pero la luz de tu comentario me ha hecho pensar que quizas inconscientemente sea una forma de mantenerme siempre objetivo ante las situaciones. tendre que meditarmelo un poco mas.

gracias por los comentarios.

Adust Jed dijo...

por cierto, hablando de comentarios... me hace falta una alcoyana que tambien ha comentado y que por lo visto o tiene rato que no pasea por estos lares, o no ha querido comentar :(

Unknown dijo...

Claro, ahora entiendo mejor lo que me quisiste decir.
Venga, crea un poco de polémica que estar de acuerdo en todo es un rollo jeje.

Adust Jed dijo...

jajajaja

y a ti quien te dijo que estoy de acuerdo en todo???

hay cosas en las que si, otras no tanto y ahora en una me has dejado pensando.

igual, tiempo o no. seguire siendo impaciente, aunque muchas veces no lo parezca. si bien soy de los que cree que siempre se puede cambiar, hace falta querer hacerlo realmente y mi impaciencia aunque muchas veces me llena de ira y me ha hecho mandar a la mierda cosas. me gusta tenerla, es de las cosas que me provocan emociones que no quisiera perder.

Unknown dijo...

WOOOOW!!!
Ahí, ahí te quería yo ver. Pero, peroooo... es que volvemos a estar de acuerdoo??? Nooo!!! jajaja

Estoy de acuerdo en que se puede cambiar si uno quiere, sobre todo para mejorar, pero no debemos de cambiar nuestra propia esencia que es la que nos hace únicos!

Otra cosa que me encanta es lo de las emociones, que bonito es ser impulsivo cuando estás sintiendo algo positivo y no pensar en nada más que en el momento y en lo que estás sintiendo, cambiaría eso por todo el control y por todo lo que tengo si pudiera vivir así toda mi vida, pero me cerebro no me deja!! Grrrrr...

Adust Jed dijo...

yo en cambio prefiero controlar hasta mis emociones. sin embargo, me gusta dejarlas correr libres en ciertas ocasiones. eso me hace sentir vivo y me recuerda que a veces puedo perder.